La Pernía, montana palentina


Quienquiera que pase por Tremaya puede encontrar a esta agradable pareja en su propia casa ubicada junto a la carretera. Es muy fácil identificarla por todas las originalidades que se aprecian en el exterior convertido, gracias al ingenio de Daniel, en un pintoresco lugar.

Tremaya 15-2-2002
Apreciable José Luis

Esta es para dar contestación a tu atenta y amplia carta con fecha de enero del 2000.

Comidas típicas eran: patatas, garbanzos, titos, arbejas, berzas, carnitas con jamón, tocino, cecina, chorizo y carnes frescas. Otras eran la morcilla, huevos, queso, leche y tortilla.


Vestimenta mala. Fiestas y domingos el único traje. Para el trabajo pana y otras ropas más. Calzado: en invierno botas de goma y albarcas y en verano alpargatas y albarcas.
Canciones: las típicas y rústicas de la tierra siempre inclinadas a amores y fracasos y referentes a las cosas que se vivían en aquella época. Todas en forma de copla, jota o refrán.

Tiré yo a mi suegra al río
para ver cómo se hundía
pero caramba, caramba
cómo nadaba la tía.

Carnavales: se vestía con ropa de desecho porque no se podía de otra mejor pero eran días muy divertidos.

Mozos: los mozos se reunían el día de Año Nuevo, Reyes, Marzas y por S. Pedro para enramar y en las bodas.

Casas y cosas que había juntos a éllas: las más frecuentes eran la charra de vacas, la corte de las ovejas y las cabras, el abonero, la leña, la tenada para guardar el carro, los arados y demás herramientas. El huerto, la era para trillar, la hornera en cuyo horno se cocía pan de trigo y cuando la guerra también de centeno y poco más. La fragua para arreglar las erramientas de la labranza y herrar las vacas.

Puente de Tremaya: se hizo con la escuela y el cementerio gracias a un indiano.
De la escuela tengo malos recuerdos pues me tocaron los años en que siempre estaba cerrada y no pude estudiar. Cantábamos el "cara al sol" y otras de guerra. Jugábamos al castro, la chita, el corro, adivinanzas, escondite, saltos y otros mas. Nombres de curas y maestros de Tremaya no les conocí pues yo conocí a Tremaya cuando me casé a los 28 años. La niñez y juventud la pasé en Celada de Roblecedo.


Preparación para la primera comunión. Solía hacerse entre los 8 y 10 años y la preparación era casi nula. El cura vivía en otro pueblo. Fueron los años de la guerra. A mi me confirmaron a los 15 años en S. Felices y hasta allí me tuve que desplazar para no quedarme sin confirmar
Situación de Tremaya. Desde el año 1928 en el que vine yo a vivir ha habido muchos cambios como son las desapariciones de las ovejas, corderos, cabras, cerdos y las vecerías. Ya no se hacen matanzas ni jamones, ni cecina, ni chorizos, ni morcilla, ni tocino. También han desaparecido los carros, arados, oreas, rastros, trillos y otras. Ya no se siempre trigo, centeno, cebada, patatas, garbanzos, arbejas, titos ni forrajes. También han desaparecido las tierras y han aumentado el número de prados. De forma desagradable también han desaparecido varias personas mayores para siempre. De otra forma más agradable han marchado muchas personas más jóvenes, por cuestiones escolares o de trabajo, entre ellos tú. En este invierno hemos quedado sólo 15 personas entre las cuales hay dos niños, 7 casados y 6 solteros.








Propuesta: José Luis me gustaría mucho o muchísimo juntarnos todos los jóvenes de Tremaya, todos aquellos que desde muy pequeños les ví crecer, jugar e ir a la escuela incluidos los mios y tu. Me gustaría reunirnos todos celebrar una misa por la mañana y a continuación comer todos juntos y pasar una tarde cantando todas las coplas de labrar una fiesta familiar y amistosa, las dos cosas.

José Luis, yo sé que te va a dar alegría recibir esta carta que te mando e la forma más amable como lo merecemos todos los de Tremaya y decirte que tengo ganas de verte para conversar algo pero lo que no volveremos a ver es la pelea del gallo que se hizo viejo y le quitamos, sin embargo el "perrín" sigue tan simpático.




José Luis, por aquí todo sigue normal y te puedo decir que cuando ven ya no habrá pesettendrás que acostumbrarse al nuevo euro. Sin otra recibe un cariñoso saludo.

Perdona mi escritura. No tuve escuela, pero si tuve corderos, jatos, tierras, prados, la hera y otros muchos trabajos.

Daniel Diez Cenera

 

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