La Pernía, montana palentina

 

LAS ANTIGUAS VÍAS

DE COMUNICACIÓN

DE LA MONTAÑA

PALENTINA

 

Miguel Vicente Basterra Adán

Los valles y las cumbres, que tan esplendorosa belleza confieren a esta comarca de la Montaña Palentina, resultaron ser en la historia —como también en el presente— el gran condicionante para las comunicaciones. Sus rutas antiguas hubieron de atenerse, como sus únicos encauzamientos, a los valles fluviales y a los collados de las cordilleras[1]. El curso de los ríos Carrión y Pisuerga, así como sus respectivos afluentes fueron, pues, guía propicia para delinear caminos y para trazar sendas.

Estas vías de comunicación favorecieron el asentamiento de población a su vera y, con ello, propiciaron la génesis de las localidades que existen en la actualidad y de algunas otras que se despoblaron en el decurso de los siglos. La historia dirá que estos asentamientos humanos surgieron en los albores de la Reconquista, esto es, a finales del siglo VIII o principios del IX, como consecuencia de la repoblación de los 'foramontanos' llegados en su gran parte de Liébana [2]. El establecimiento de estas gentes advenedizas se fue consolidando en la medida que aquella comarca, hasta entonces frontera y defensa del Reino de las Asturias, se hacía más segura por la paulatina reconquista de tierras y, con ello, el alejamiento del peligroso invasor árabe.

Desde entonces, esas vías de comunicación condicionaron el continuo devenir histórico de esta tierra, haciéndola un lugar de encuentros humanos y de intercambio cultural, de relaciones comerciales y de ejercicio de la hospitalidad. Sin embargo, estos caminos fueron también lugar de paso de ejércitos, casi siempre acompañados de un séquito de crueldad y destrucción.

 

 

 

El mapa de la provincia de Palencia realizado por Tomás López en 1782 es, sin duda, el mejor testimonio gráfico del trazado de las vías de comunicación por aquella comarca montañosa, hasta la inauguración de la carretera que atraviesa de norte a sur la comarca, acaecida en el año 1883. Este nuevo trayecto pretendía denominarse inicialmente carretera de Palencia a Potes. Sin embargo, acabó designándose como carretera de Madrid a Tinamayor, ya que los mojones marcaban la distancia desde la capital del Estado hasta esta localidad costera [3].

Este estudio pretende poner de manifiesto el trazado de las vías de comunicación que surcaron la Montaña Palentina a través de los altos valles de los ríos Pisuerga y Carrión antes de la construcción de las actuales carreteras. Aquellas rutas carecieron, salvo en tramos muy reducidos, de una pavimentación que hubiese ayudado a definir con total exactitud su trayecto. Por lo que, para definir su trazado, se han tomado como referentes, a modo de hitos, las diversas localidades erigidas en ese ámbito geográfico, los puentes sobre esos dos ríos principales y sus afluentes, así como las ventas u hospitales de refugio e intercambio comercial que jalonaban los caminos. El recurso a la toponimia ha quedado prácticamente reducido a la denominación de los collados o puertos de montaña franqueados por esas rutas.

Aunque se ha pretendido que este estudio se retrotrajese en su análisis a tiempos inmemoriales, de hecho, el término a quo de consideración temporal ha quedado reducido al comienzo de la Reconquista. Esta delimitación se debe, por una parte, a la carencia o, al menos, desconocimiento de vestigios arqueológicos y de testimonios documentales previos, y, por otra parte, a que ese acontecimiento histórico supuso el inicio de la repoblación de la comarca y, con ello, el surgimiento de las actuales poblaciones. Y como referente temporal ad quem se ha tomado la construcción de la mencionada red actual de carreteras en el año 1883. Así mismo, se debe aclarar que este artículo se circunscribe a la descripción de los caminos carreteros, obviando los de herradura.

Para una mejor estructuración de este estudio y así facilitar la comprensión de su contenido, se considerará secuencialmente cada una de las principales vías de comunicación que surcaron históricamente esta comarca, esto es: a) el Camino Real que discurría a lo largo del valle de los ríos Pisuerga y su afluente Areños; b) el itinerario que atravesaba el valle del río Carrión y su afluente Arauz; y c) la ruta que recorría las tres vertientes hidrográficas que confluyen en esa comarca.
 

 

EL CAMINO REAL DEL RÍO PISUERGA

 



El valle del río Pisuerga fue, sin duda, una de las principales vías de comunicación que entrelazaba la Meseta con Liébana y Polaciones. Inicialmente la ribera derecha de su cauce fue lugar favorable para el trazado de un Camino Real, que, partiendo desde Cervera de Pisuerga, continuaba por estas tierras hasta alcanzar los mencionados valles cantábricos. Hay quien retrotrae la génesis de esta ruta incluso a la época de la dominación romana
[4].

a) El trayecto originario

 

El ramo del Camino Real aquí considerado parte de Cervera de Pisuerga. Esta localidad surgió al resguardo de un castro allí erigido aprovechando la escarpadaPeña Barrio. Cervera fue en los albores de la Reconquista originariamente capital del alfoz (territorium) del Condado de Liébana. En las afueras de la localidad existió un eremitorio rupestre datado en el siglo IX, llamado de San Vicente. Aún hoy día se pueden apreciar las tumbas antropomórficas y otros vestigios de aquel cenobio.

Debido al paulatino aumento de población en Castillo de Cervera de Pisuerga hubo de construirse en el siglo X una fortaleza sobre el cerro contiguo, que, por ello, es denominado actualmente como pico del Castillo. Esta fortificación permaneció erigida hasta la pérdida de su valía defensiva en el siglo XVI. Su demolición permitió el aprovechamiento de las piedras de sus muros para la ampliación de la iglesia parroquial de la localidad, ubicada en las laderas de ese mismo cerro. A ello se debe que el templo parroquial lleve por título “Nuestra Señora del Castillo”.

Cervera de Pisuerga fue lugar de residencia nobiliaria, destacando por su importancia los Condes de Siruela, una familia colateral de los Condestables de Castilla, establecida en 1405 en el castillo de Vallejera, junto al río Ribera. Esta familia ejerció dominio señorial sobre toda la comarca hasta el siglo XIX. Igualmente habría que mencionar por su importancia los mayorazgos de la familia Mier y Gómez de Cossío. Cervera de Pisuerga fue durante siglos el centro de intercambio y aprovisionamiento entre las regiones ganaderas del norte y las agrícolas del sur[5].

 

 

El antiguo Camino Real que, partiendo de Cervera de Pisuerga, se dirigía hacia la Cordillera hallaba primeramente la localidad de Arbejal. Esta población se erigió en su día [6] en la margen derecha del Pisuerga, en un pago junto al río denominado La Bárcena. El lugar en cuestión actualmente es llamado Los Casares[7]. Allí estuvo hasta su destrucción por una catástrofe, acaecida en el año 1240[8] Se comenta que fue una riada que en la alta Edad Media asoló la localidad. Tras aquella tragedia, el pueblo se reedificó en el lugar que actualmente ocupa. La historia eclesiástica refiere también que Arbejal fue durante siglos priorato de la bailía de Población de Campos de la Orden hospitalaria de San Juan de Jerusalén (u Orden de Malta)[9]. Así se explica la presencia de la cruz y otros motivos iconográficos de esta institución eclesiástica en el interior de su iglesia parroquial.

Para adentrarse en el alto valle del Pisuerga desde Arbejal, había que bordear la fortaleza cancerbera de Peñas Negras (Petras Nigras). Esta localidad, actualmente despoblada, se ubicaba entre dos crestones rocosos que se alzan sobre la cumbre de la cordillera homónima, y que hacían de ella un auténtico baluarte natural. Peñas Negras fue parte de un sistema defensivo que protegió las tierras cántabras de las peligrosas aceifas árabes durante los primeros siglos de la Reconquista[10]. Por su importancia estratégica, Piedras Negras se constituyó en aquel tiempo en capital del alfoz (territorium) homónimo del Condado de Liébana, cuyo dominio abarcaba el valle del río Pisuerga que se abría tras esa localidad[11].

El progresivo avance de la Reconquista iniciado a mediados del siglo IX supuso para aquella localidad la pérdida de su importancia estratégica y el comienzo de su declive. El paulatino alejamiento del peligro de incursiones árabes, conllevó también que su población se trasladase desde la cumbre de los farallones rocosos que la resguardaban al pie de los mismos, en su vertiente meridional. La constitución a finales del siglo XII de las merindades como entidades administrativas en detrimento de los antiguos condados acentuó su decadencia. Finalmente la Peste Negra, que diezmó fuertemente aquella comarca en la segunda mitad del siglo XIV, conllevó su definitiva despoblación[12].

Una vez entrado en el alto valle del Pisuerga siguiendo el Camino Real, la primera localidad que hallaba cualquier viandante a su vera era Villanueva del Río o, si los tiempos hubiesen sido más recientes, encontraría trucado su nombre por el de Villanueva de Vañes[13]. La existencia de aquella localidad terminó la víspera de Navidad del año 1934, al ser cubierta en ese día por las aguas del pantano de la Requejada. El retablo de la que fue su parroquia de San Martín, trasladado y depositado en la iglesia San Pantaleón de Camasobres, es, sin duda, el mejor legado artístico y religioso heredado de aquella localidad.

A continuación, siguiendo la ruta por la margen derecha del río Pisuerga, a la altura de la confluencia del río de Castillería, se hallaba Vañes[14]. Con la construcción de la presa de la Requejada, esta localidad pudo haber padecido el idéntico y fatal destino que su pueblo hermano de Villanueva; sin embargo, Vañes pervivió gracias a su traslado y reconstrucción por encima del nivel del pantano realizados antes del llenado del embalse. Cuando el descenso del nivel de las aguas del pantano lo permite se pueden apreciar los casares de la primitiva localidad.

 


 

Siguiendo más adelante se hallaba un ramal del Camino Real que se adentraba por un valle horadado por un afluente del río Pisuerga hasta hallar la localidad de Carracedo[15]. La existencia de esta localidad quedó circunscrita a la Edad Media, ya que desapareció a final de ese período de tiempo, muy probablemente por causa de la Peste Negra. En 1908 Matías Barrio y Mier describió en romance las postreras vicisitudes de una anciana, última vecina de esa localidad, que conllevaron la anexión del término de Carracedo a la villa de Cervera de Pisuerga[16]. El único vestigio de Carracedo que se puede apreciar actualmente es una ligera elevación sobre el terreno, que corresponde a la planta de lo que fue su iglesia parroquial de Santa Leocadia[17]; mientras que sus campanas fueron reubicadas -y aún suenan- en la parroquia de Estalaya. Quizá la pila de agua bendita que ahora se halla dentre de la parroquia de Verdeña hubiese pertenedico también a la antigua iglesia de Carracedo[18].

Continuando paralelamente a la margen derecha del río Pisuerga, se llegaba por el Camino Real a la localidad de San Salvador de Cantamuda. El nombre de esta localidad evidencia su origen fronterizo, puesto que la sitúa enclavada en el ‘campo de muga (=confín, frontera)’ del reino cristiano en los albores de la Reconquista (siglo VIII). San Salvador siempre tuvo un papel hegemónico respecto de las localidades colindantes por su privilegiada ubicación en el centro del alto valle del río Pisuerga. Los grandes legados artísticos de su antigua historia son la iglesia románica (siglo XII), el puente (siglo XIII) y el rollo (siglo XVI), siendo este último el símbolo de las competencias judiciales del obispo de Palencia sobre la villa.

Desde San Salvador el Camino Real proseguía hasta la localidad de El Campo[19] y, partiendo de nuevo desde allí y una vez franqueado el collado de la Yesta, llegaba a la localidad, actualmente despoblada, de Caminos. La denominación de esta localidad evidencia su originaria condición de encrucijada de vías de comunicación. De hecho, desde allí partía una ramificación del Camino Real que, atravesando la localidad de Lores y ascendiendo por el collado de Tañuga, se unía en el valle del Arauz con la Ruta del río Carrión[20]. En la actualidad se aprecian el solar y los arranques de los muros de su pequeña iglesia de San Julián, que perduró durante siglos convertida en ermita o santuario; por ello el pago donde se sitúa el despoblado denominado actualmente San Julián de Caminos[21] Los vestigios del templo se hallan sobre un talud sito al pie de la carretera general.

Partiendo desde Caminos y franqueando el collado de Regüelle, se pasaba frente a la población de Areños. Y, continuando adelante, se llegaba a un barrio de esta última localidad llamado Río las Casas. Este despoblado se halla en un paraje llamado actualmente El Cardil[22]. El origen en el tiempo de este barrio es incierto[23]. Sin embargo, se sabe que Areños y Río las Casas fueron derruidos durante la Guerra de la Independencia por las tropas imperiales[24], y también que, mientras que aquella localidad logró rehacerse tras la contienda, su barrio quedó para siempre asolado y yermo. En la actualidad no queda vestigio alguno de Río las Casas sobre el terreno, puesto que las piedras de sus ruinas sirvieron para la reedificación de Areños una vez finalizada la guerra napoleónica.

 

 

 

Ascendiendo por el Camino Real desde Río las Casas, el siguiente lugar habitado era y es Casavegas. Desde allí la ruta remontaba la cordillera buscando el paso favorable del collado de Sierras Albas, para entrar en la comarca de Liébana y, a continuación, adentrarse en ella siguiendo el discurrir de las aguas del río Vendejo. Refiere la historia no tan lejana que este paso, en tanto puerta de acceso a Liébana, fue objeto de disputa bélica. Durante los extremadamente fríos y nevados días del 21 al 23 de mayo de 1838, los ejércitos carlistas comandados por los generales Conde de Negri y Zapata detuvieron a la armada liberal bajo el mando del general Latre[25]. Se debe de advertir también que este Camino Real tenía la alternativa de continuar desde Río las Casas por el arroyo de Camasobres, atravesar el paso de las peñas de la Hoz hasta el puerto de Piedraslenguas y, desde allí, descender faldeando la ladera derecha del río Bullón para adentrarse en Liébana, o bien trasponer por la Cruz de Cabezuela hacia el valle de Polaciones[26].Sin embargo, ambas alternativas se veían obstaculizadas en el mencionado hocino durante las crecidas del río de Camasobres[27].

b) Las variaciones posteriores

 

 

 

 

La primera variación significativa de esta ruta se llevó a cabo en la alta Edad Media, como consecuencia de la edificación de un puente en Cervera de Pisuerga[28], la construcción o, llegado el caso, la consolidación del puente de San Salvador de Cantamuda en el siglo XIII[29], así como por la erección de otros dos viaductos contiguos a otras tantas ventas de las que se hablará a continuación: la venta u hospital de Santa Lucía[30] y laventa de Santiago (o Urbaneja)[31]. Aquellos viaductos permitieron salvar el escollo que representaban para las comunicaciones los cauces fluviales del río Pisuerga y sus dos afluentes, los ríos de Castillería y de Areños. Con ello, se logró variar el trazado del Camino Real hacia la margen izquierda del río Pisuerga, más favorable para las comunicaciones.

Este nuevo itinerario por la margen opuesta del río podría dividirse en tres tramos. El primero de ellos abarcaba el trecho entre Cervera de Pisuerga y la desembocadura del río de Castillería. Al construirse el puente sobre el río Pisuerga en Cervera y el puente sobre el arroyo de Castillería, se evitó el vado de estos ríos, tan dificultoso en determinadas épocas del año, a la vez que se posibilitó una ruta permanente desde Cervera a través del Alto de las Matas, eludiendo el trazado antiguo, que circunvalaba, siguiendo el río Pisuerga, por el meandro y angostura de la Requejada. El nuevo itinerario, aunque más pendiente, resultaba mucho más corto que el anterior. Primaron, pues, los criterios de brevedad o economía de tiempo y distancia[32].

 

 

 

El segundo tramo de este nuevo trazado del Camino Real por la margen izquierda del río Pisuerga es el comprendido entre la desembocadura de dos de sus afluentes: el río de Castillería y el río Areños. En este tramo, generalmente en las encrucijadas de caminos, fueron erigidas ventas u hospitales durante la alta Edad Media. En estos edificios los viandantes hallaban albergue y, en situaciones meteorológicas adversas, refugio, así como la posibilidad de aprovisionamiento y de intercambio comercial. La mayor parte de estas ventas u hospitales fueron hechura y propiedad de la 'Cofradía de la Letanía de los Doze Lugares de Pernía'. Ésta era una fraternidad laical surgida en la alta Edad Media.

Ésta era una fraternidad laical surgida en la alta Edad Media para el ejercicio de la caridad en la atención y el cuidado de los viandantes, con especial dedicación hacia los pobres[33]. Ellos tenían reservados al menos dos asientos junto a la lumbre[34]. Así se comprende que las ventas u hospitales fuesen titulados con el nombre de una advocación mariana o de un santo, e, incluso, que algunos de ellos tuviesen una capilla a su lado. Las ventas u hospitales se componían de un cobertizo, una amplia tenada, bodega y vivienda con dos plantas. El piso de arriba estaba ocupado por unos camastros con jergones de paja de centeno. Aditamento propio de estas ventas era un ‘campanillo’ que se hacía sonar en las noches frías del invierno cuando azotaba la tormenta, para servir de guía a los viajeros[35].

La Cofradía de la Letanía obtenía sus recursos del arrendamiento del puerto de Las Cárdenas, así como de la explotación comercial de las ventas, confiada siempre a particulares[36]. Estas ganancias habían de revertir en la conservación de las ventas u hospitales, y en el mantenimiento y mejora de puentes y caminos. Del nombre de esta Cofradía se deduce que su ámbito territorial eran los 'Doze Lugares de Pernía', correspondientes a la docena de localidades que configuran el actual municipio homónimo. Más aún, queremos pensar que el término 'Letanía' carece de cualquier acepción religiosa, para indicar únicamente retahíla, listado o yuxtaposición de localidades colindantes y que, manteniendo su autonomía y no formando parte de otra entidad administrativa superior y aglutinante, se constituían en una especie de anfictionía o mancomunidad, por su común emplazamiento en el alto valle del Pisuerga.

 

 

 

 

Por la administración sospechosa de los bienes y por la pérdida de los fines caritativos fundacionales, el obispo de León suprimió en el año 1778 esta cofradía, y anexionó sus hospitales al Hospital de Santa María Magdalenade Cervera del Pisuerga[37]. El cual, siete años antes había sido reconstruido a partir casi de sus ruinas por Dª Ana Gil de la Vega, y en el año 1799 ampliaría su fachada con material proveniente de la ermita de San Juan de Quintanilla[38]. Este último hospital heredó también las cargas y obligaciones de la disuelta hermandad.

 

Tras el incendio del hospital de Santa María Magdalena, acaecido durante la dominación napoleónica, aquellas otras ventas u hospitales se desligaron totalmente, pasando a ser ermitas, bajo la titularidad de la advocación mariana o de los santos que en su día les dieron nombre, o bien simples establecimientos comerciales adquiridos y gestionados por particulares[39]. Distinta suerte tuvo el hospital de Cervera del Pisuerga, que, con la desamortización de los bienes eclesiásticos del año 1835, pasó a ser cárcel y, posteriormente, ayuntamiento de su localidad[40].

 

El primero de los albergues de ese tramo del Camino Real fue la Venta u Hospital de Santa Lucía,perteneciente a la Cofradía de la Letanía[41]. Se situaba en la confluencia de los valles del río de Castillería y del río Pisuerga. Este albergue de Santa Lucía fue erigido junto al puente homónimo sobre las orillas del río de Castillería, en su margen derecha y a pocos metros de su desembocadura en el río Pisuerga. La conservación de este viaducto era responsabilidad de la Cofradía de la Letanía y del concejo de Vañes, en igualdad de obligaciones[42]. Tras la abolición de la Cofradía de la Letanía, esta venta u hospital pasó a manos de particulares, quienes continuaron con su explotación comercial. Así aconteció hasta que en el año 1940 fue cubierta por las aguas del pantano de la Requejada. Aún hoy, cuando desciende significativamente el nivel del embalse, se pueden apreciar sus ruinas, correspondientes a un único edificio de planta rectangular.

 

Poco más arriba se situaba la Venta u Hospital de Santa Ana, también denominada venta del Esgovio, por corrupción del nombre del lugar donde se hallaba, esto es, el escobio (=angostura) del valle del río Pisuerga»[43]. Este albergue, «ques de la villa de Cervera»[44] se ubicaba en el término de Verdeña a modo de enclave. La venta u hospital de Santa Ana fue erigida en la encrucijada del Camino Real con la ruta que unía Carracedo y Verdeña a través del vado del río Pisuerga, siendo éste el postrero itinerario de la anciana y última moradora de Carracedo[45]. A finales del siglo XVIII pasó a ser una ermita, la cual permaneció como lugar de culto hasta su decadencia y ruina, acaecida en la siguiente centuria. Actualmente se aprecia el solar donde se hallaba, sito sobre un talud contiguo al borde de la carretera general.

 

La Venta u Hospital de San Bartolomé, perteneciente también a la Cofradía de la Letanía, se ubicaba en la entrada del Camino Real en el término de San Salvador de Cantamuda[46]. Aunque mantuvo siempre su carácter benéfico, con el decurso del tiempo fue adquiriendo tintes cada vez más comerciales, hasta el punto de llegar a poseer varios molinos y fincas, y ser uno de los principales contribuyentes del erario concejil[47]. Una vez abolida la Cofradía de la Letanía, la venta u hospital de San Bartolomé pasó a manos de particulares, los cuales prosiguieron con su explotación hostelera hasta el día de hoy. Cuentan que la llamativa tonalidad de la tez o del cabello de una de sus venteras conllevó que el hostal adquiriese el apelativo de venta de la Morena'[48]. Con el paso del tiempo este sobrenombre se simplificó en venta Morena y excluyó definitivamente el nombre del apóstol.

 

Más arriba se hallaba la Venta u Hospital de Santiago, igualmente denominada venta Urbaneja. Este albergue, propiedad también de la Cofradía de la Letanía, se ubicaba en la margen derecha del río Pisuerga, junto a la desembocadura del río Areños, su afluente. Su ubicacación no podía ser mejor, ya que se erigió próxima a un puente sobre el río Pisuerga cuyo mantenimiento correspondía también a esa institución eclesiástica, y al pie de la encrucijada del Camino Real con un ramal que, ascendiendo paralelo al río Pisuerga, se encontraba en la localidad de San Juan de Redondo con la Ruta de las Tres Vertientes, de la que se hablará más adelante.  

Tras la disolución de la Cofradía de la Letanía, la venta de Santiago pasó a convertirse en ermita o 'santuario', en el que se rindió culto a este apóstol hasta su decadencia y ruina definitiva, acaecida un siglo más tarde. Actualmente se puede apreciar el solar donde se hallaba, y deducir la forma rectangular de su planta[49]. Mientras que este infortunio acontecía a la antigua venta de Santiago, a su lado fueron construyéndose una serie de edificios, que hicieron suyo el nombre de venta Urbaneja, y en los que sus propietarios prosiguieron, hasta tiempos muy recientes, con la actividad comercial de la anterior venta.

 

A estos albergues situados a la vera del Camino Real habría que añadir Hospital de la Concepción, ubicado dentro del casco urbano de San Salvador de Cantamuda. El cual fue erigido y dotado por el canónigo Diego de Colmenares, y mantenido también con el aporte de los vecinos de esa localidad[50].Este eclesiástico vivió en la primera mitad del siglo XVI[51], por lo que, obviamente, habría que datar la construcción del albergue también en esa misma época. El hospital de la Concepción desempeñó su cometido caritativo hasta su incendio y destrucción por el ejército imperial francés durante la Guerra de la Independencia. Actualmente no se conserva ningún vestigio de este hospital, por lo que su ubicación es conocida sólo por tradición oral.

El tercer tramo del nuevo trayecto del Camino Real es el comprendido entre la desembocadura del río Areños y el collado de Sierras Albas. El traslado permanente del Camino Real a la margen izquierda del río Areños, más llana y favorable para el tránsito, fue posible por la construcción del puente contiguo a la venta de Santiago (o Urbaneja)quevitaba el vado del río Pisuerga, siempre peligroso en época de crecidas. Esta alteración del Camino Real fue, sin duda, uno de los motivos principales de la despoblación de Caminos y del paulatino desarrollo de Areños[52].

 

 

El Camino Real del río Pisuerga, como se ha dicho, dejaba las tierras pernianas y entraba en la comarca lebaniega por el collado de Sierras Albas. Allí la Cofradía de la Letanía erigió la Venta u Hospital de Nuestra Señora de las Nieves para posibilitar albergue y, en circunstancias climatológicas adversas, también resguardo a quienes transitaban por aquella vía de comunicación entre la meseta y la cornisa cantábrica[53]. Este alojamiento fue construido junto al Camino Real, en la vertiente sur del collado y a escasa distancia de su cumbre. Actualmente se pueden observar sus vestigios sobre el terreno, y adivinar que corresponden a un único edificio de planta cuadrangular dividido internamente en diversas estancias.

 

Así mismo, habría que citar la Venta u Hospital de Cantalaguarda, cuyo nombre bien pudo ser una corrupción de 'el ángel de la Guarda'. Se hallaba en el término de Valdeprado, «a la parte oriental del puerto de Cantalaguarda ó de Piedras-lenguas [, donde] se encuentran 2 parages de que salen 2 caminos, uno carretero que por el pueblo de Lamedo va á juntarse con el que sale de Polaciones por el sitio de Cabezuela, y el otro de herradura que por Buyezo se une también al de Polaciones»[54]. Este hospital, al igual que los anteriores, comenzó su decadencia, abandono y ruina en el siglo XIX, como consecuencia de la construcción de las actuales carreteras, así como por competencia comercial que supuso la edificación de las ventas de Pepín y de Cortes en sus proximidades. En la actualidad se aprecia el relieve de lo que fue la planta de la venta y hospital de Cantalaguarda sobre un prado, sito junto a la carretera general que se dirige hacia Polaciones y a escasos metros del límite con la provincia de Palencia[55].

Se puede, pues, presuponer claramente el trazado del Camino Real por la ribera derecha del río Pisuerga, lo cual se justifica por la disposición lineal de localidades a lo largo de esa margen: el antiguo Arbejal, Villanueva de Vañes, el antiguo Vañes, (Carracedo), San Salvador de Cantamuda, El Campo, Caminos, Río las Casas (=¿antiguo Areños?) y Casavegas. Así mismo, se puede deducir un trayecto posterior del Camino Real por la ribera opuesta del río Pisuerga, jalonado por las ventas u hospitales de Santa Lucía, Santa Ana, San Bartolomé, Santiago y Nuestra Señora de las Nieves.

Finalmente, se puede confirmar que el traslado del Camino Real al lado izquierdo del valle del río Pisuerga, más proclive para las comunicaciones, se realizó al término de la Edad Media. Las razones que se aducen para justificar esta datación son: a) la construcción de viaductos sobre el río Pisuerga y sus afluentes acaecida durante esos siglos; b) la delineación a finales del siglo XIII del cordel cerverano para la trashumancia del ganado lanar, que coincide con el trazado del Camino Real por el Alto de las Matas y la ribera izquierda del río[56]; c) la despoblación de la localidad de Caminos, acaecida antes de la segunda mitad del siglo XIV, y, quizá, el traslado del núcleo principal de población de Río las Casas al lugar que actualmente ocupa la localidad de Areños[57]; y d) la constitución de la ‘Cofradía de la Letanía de los Doze Lugares de Pernía’ en el siglo XV[58], que edificó albergues junto a este nuevo trazado del Camino Real y se comprometió con la conservación de los puentes contiguos a las ventas y hospitales de Santiago y de Santa Lucía, este último en colaboración con el concejo de Vañes.

 

 

 

 LA RUTA DEL RÍO CARRIÓN

 



El objeto de nuestro estudio es exclusivamente el último tramo de esta ruta, que unía la meseta con el valle de Liébana a través del río Carrión. Este postrero trazado es el que nace de la confluencia en la localidad de Triollo de la ruta proveniente del Valle Estrecho y de la que, ascendiendo por la cuenca alta de ese río, llega hasta los collados que dan entrada en la comarca lebaniega.

Inicialmente, la Ruta del río Carrión ascendía desde Triollo por la margen derecha del río Carrión, atravesaba la localidad de Vidrieros y continuaba hasta el Puente Tebro[59]. Éste era un pétreo viaducto de arco que, construido en un tramo en el que el cauce fluvial discurre transversalmente por el valle, posibilitaba el paso a la margen opuesta (Fig. 18). La fecha de su construcción es incierta; aunque, por analogía con el puente de San Salvador de Cantamuda, cabe pensar que el puente Tebro hubiese sido también medieval. Tristemente fue volado durante la Guerra Civil, por lo que actualmente sólo se aprecian vestigios de los machones de aquel viaducto en ambas márgenes de río.

 

 

En las proximidades de este viaducto desembocaban dos rutas que partían del Camino Real del río Pisuerga y que, previamente, habían confluido en la collada de las Doncellas. Una de ellas atravesaba Resoba, y la otra pasaba junto a la abadía de Lebanza. A pocos metros más arriba del puente Tebro se hallaba la  Venta u Hospital de San Sebastián. Este edificio se erigió en una pequeña planicie sita entre el meandro del río y la curva del camino que se hallan junto a la peña de la Rabina. Este albergue pertenecía a la cofradía homónima de Santibáñez de Resoba[60]. que compartió la misma finalidad que la Cofradía de la Letanía de los Doce Lugares de Pernía, esto es, la provisión de albergue y refugio a los transeúntes, con especial atención hacia los pobres y los peregrinos que se dirigían hacia Santo Toribio de Liébana. Los modos y tiempos de la constitución y de la supresión de ambas fraternidades fueron también similares. La extinción de la Cofradía de San Sebastián en 1778 conllevó el abandono, deterioro y, finalmente, ruina de aquel edificio que servía de hospital y venta. En la actualidad sólo se aprecia una ligera elevación cuadrangular del terreno, que corresponde al solar de aquel antiguo alojamiento caritativo y comercial.

La Ruta del río Carrión continuaba paralela al cauce por la Dehesa de Arbejal hasta arribar al pago de Santa Marina, donde se sitúa el despoblado de Robla de Arbejal. El hagiotopónimo del lugar proviene del título de la que fue su parroquia[61]. Aún hoy se pueden ver los vestigios de esta iglesia y los casares de aquel antiguo pueblo, sólo atestiguado documentalmente en el siglo XIII[62]. Igualmente se aprecian, al pie de la gran peña que se alza tras el pueblo, varias majadas y un establo con su choza de pastores construidos más recientemente. Cabe la posibilidad de que estas últimas edificaciones hubieran pertenecido en su día a la Orden de Malta, cuyo priorato de Arbejal fue propietario de una gran finca en esos lugares y también arrendatario de los pastos comunales de ese puerto[63].

 

Nos vemos obligados a presuponer la existencia en algún momento de la historia de un viaducto junto al despoblado de Robla de Arbejal, con el que se eludía el vado del arroyo del Arauz antes de su desembocadura en el río Carrión. Atravesado ese supuesto viaducto, cabría la doble opción de dirigirse hacia Liébana siguiendo el río Carrión o bien a través del valle del arroyo Arauz[64]. Quien siguiese la primera de estas opciones habría de proseguir por la margen izquierda del río Carrión y, hasta la construcción del así llamado puente de Riofrío[65], continuar por esa misma margen del arroyo de Riañuelo y, con ello, circunvalar Coto Redondo, hasta llegar a los Puertos de Riofrío (o de Vega la Canal) y, una vez franqueados éstos, descender a Liébana por los valles de Cereceda o de Riofrío. Pudiera ser que los viandantes encontrasen en ese collado de Riofrío la Venta u Hospital de San Juan, gestionada también con fondos propios de Resoba[66].

La segunda opción que existía era ascender desde el despoblado de Robla de Arbejal por el valle del arroyo Arauz y, franqueando el collado homónimo, adentrarse también en la comarca lebaniega. En ese valle se encuentran restos de una Calzada, que, dicen, fue construida durante la dominación romana[67]. La presencia de esta calzada demostraría que la ruta del arroyo del Arauz era más frecuentada que la del alto valle del Carrión.

Del valle del Arauz surgían dos ramificaciones. La primera de ellas partía del collado de Tañuga, descendía paralela al cauce del arroyo Gerino y, atravesando la población de Lores, confluía con el Camino Real del Pisuerga en la localidad de Caminos o en las proximidades del hospital y venta de Santiago, según los tiempos. El otro ramal surgía del pago del Cabañil y, atravesando el collado Secarro, se adentraba en Liébana por el valle horadado por el arroyo Vendejo, encontrando allí las localidades de Caloca y Vendejo[68].

 

 

En el último tramo del valle del Arauz, antes de atravesar el collado homónimo y, por tanto, al pie del pico Bistruey, se hallaba la Venta u Hospital de San Bernabé[69], construida y mantenida por la Cofradía de la Letanía para albergue y refugio de quienes transitaban por aquellos altos yermos. Claramente se aprecian sobre el terreno los vestigios del edificio de la venta u hospital y los restos de una capilla exenta. Esta venta se situaba, justamente, en Las Cárdenas, un puerto propiedad de esa Cofradía, y con cuyo arriendo financiaba el mantenimiento de sus ventas y la conservación de puentes y caminos.

Una vez franqueado el collado del Arauz, la Ruta del río Carrión se internaba en el corazón de Liébana siguiendo el cauce del Riofrío. En ese valle se encontraban las localidades de Ranes, Cucayo, Dobres y Soberado, todas ellas pertenecientes en la antigüedad al condado de Pernía y a la diócesis de Palencia[70]

 

 

 

LA RUTA DE LAS TRES VERTIENTES HIDROGRÁFICAS

 

 

Denominamos así a la ruta que trascurría por las tres vertientes hidrográficas que, situadas cada una de ellas en comarcas distintas, convergen y coinciden en el denominado por esa razón Pico Tres Mares: la vertiente mediterránea del Ebro en Campoo, la vertiente atlántica del Pisuerga, afluente del Duero, en Castillería y La Pernía, y la vertiente cantábrica del Nansa y el Deva en Polaciones y Liébana.

a) El trayecto originario

 

 

 

Cualquier viandante que partía de Campoo hacia los otros valles cantábricos de Liébana y Polaciones habría de atravesar por el collado de Somahoz o, como se dirá en la Carta Puebla de Brañosera, «per illa foce via qua discurrent Asturianos et Corneconos (=por aquella hoz por donde transitaban las gentes de Asturias y de Cabuérniga)»[71], el mismo lugar en el que los romanos trazaron una calzada que enlazaba Portus Blendius(Suances, Cantabria) con Seguisamon (Sasamón, Burgos), cuya pavimentación aún se conserva[72]. Una vez franqueado el collado de Somahoz, se abandonaba la calzada romana para descender por las actuales localidades de Salcedillo y Brañosera y, cruzando el río Rubagón, ascender de nuevo por el valle de Pamporquero. De hecho, en este tramo aún hoy se aprecia un camino empredado y/o excavado en la roca, cuyo trazado se puede seguir en sentido descendente desde las inmediaciones de esas localidades hasta el río Rubagón, y sobre el que se observan rodadas de una distancia entre ejes de 146 centímetros, medida que implica la presunta romanidad de los restos[73]. A su vez, ascendiendo de nuevo por el valle de Pampoquero, se puede apreciar un tramo del camino esculpido en grandes rocas que sobresalen en el terreno.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde el collado de Pamporquero, faldeando el pico de Valdecebollas, se atravesaba el portillo situado entre el pico de Valdecebollas y la sierra de Corisa, para descender por el valle de Castillería pasado junto al actual despoblado de Roblecedo. La existencia de esta localidad se circunscribió a la Edad Media, puesto que, al finalizar este tiempo histórico, muy probablemente también por descenso demográfico causado por la Peste Negra[74], sus últimos vecinos se trasladaron a Celada, y fundieron los nombres de sus localidades en una única denominación: Celada de Roblecedo.

Esta desaparecida localidad se situaba, como su nombre hace suponer, junto a un robledal. El lugar en cuestión actualmente es denominado por los lugareños como Santa Cruz, coincidiendo así con la advocación titular de su parroquia[75]. Hoy sólo se aprecian apilamientos de roca, que corresponden a los restos de sus construcciones. Aún existen entre los vecinos de Herreruela de Castillería testigos de la retirada de las últimas piedras de las paredes de piedra de la iglesia y el cementerio de Roblecedo. Junto al despoblado de Roblecedo se halla la ermita de Nuestra Señora del Monte. Es presumible que este templo hubiera sido en su origen una venta para el albergue y refugio de viandantes. Desde Herreruela se proseguía hacia Celada de Roblecedo pasando delante de la ermita de San Roque, de la que también cabe sospechar que originalmente hubiese tenido esa misma función.

El cuestionamiento de que las actuales ermitas de Nuestra Señora del Monte y de San Roque no hubiesen sido fundacionalmente edificios cultuales, sino ventas u hospitales para viandantes semejantes a las ya descritas, se basa en que: a) estas ermitas no se atienen al patrón arquitectónico de las iglesias antiguas de esa zona, esto es, planta rectangular, con ábside semicircular y espadaña en el hastial; b) su tamaño es desproporcionadamente grande para estar sitas en descampado; y c) se erigieron en yermo y junto a vías de comunicación.

Si estos dos edificios hubieran sido primigeniamente venta u hospitales para viandantes, hubiesen sido los únicos albergues de este tipo erigidos en esta comarca dentro del territorio histórico de la diócesis de Palencia. Las demás ventas u hospitales mencionados en este estudio se hallaban en ámbito diocesano leonés[76]. Más aún, si hubiese sido así, serían los únicos antiguos albergues de transeúntes que permanecen erectos y con uso cultual.

Desde la Dehesa de Celada, franqueando por el collado de la Flecha y continuando por la falda sur de la peña del Pical, se llegaba a San Juan de Redondo. Desde esta localidad, atravesando por el collado de la Grajera, esto es, entre la peña de Vismo y el Pico Tres Mares, se accedía al puerto de Piedrasluenguas y, a continuación, al collado de la Cruz de Cabezuela. Desde este último se proseguía hacia Polaciones o bien descender a Liébana faldeando la ladera norte del valle del río Bullón.

b) Las encrucijadas

En el collado de Pamporquero surgía el principal de los ramales de la Ruta de las Tres Vertientes que se dirigía a Cervera de Pisuerga atravesando por las localidades de Perapertú y Mudá, esto es, la histórica Mutave, y, por ende, por toda la comarca de la Braña. Desde Cervera cabía la posibilidad de seguir por esta ramificación a fin de adentrarse en la mesetas [77]. Así mismo, una vez franqueado el portillo de la Sierra de Corisa y adentrándose en la comarca de Castillería, surgían varios ramales que buscaban su encuentro con el Camino Real del río Pisuerga a la altura de las ventas u hospitales, y, por tanto, se internaban en esta comarca montañosa formando parte de su entretejedura vial.

 

 

 

El primero de estos ramales partía desde la localidad de Herreruela y, siguiendo los cauces del arroyo de Herreruela y del río de Castillería, y pasando por las localidades de San Felices y Estalaya, se topaba con el Camino Real a la altura de la Venta u Hospital de Santa Lucía. Desde Celada de Roblecedo partían también varias rutas en dirección a ese itinerario real. Una de ellas llegaba a Verdeña y, desde allí, continuaba por el lugar denominado San Juan de los Vallejos, hasta acceder al Camino Real junto a la Venta u Hospital de Santa Ana. Éste fue, como ya se dijo, el postrero itinerario de la anciana y última moradora de Carracedo[78]. Así mismo, se podía proseguir desde Celada de Roblecedo, por Valsemana y junto al despoblado de Roblecedo, hasta la peña de Tremaya y, desde allí, alcanzar el Camino Real en la Venta de Santiago.

Desde San Juan de Redondo se accedía, siguiendo el cauce del río Pisuerga, al Camino Real junto a la Venta de Santiago o Urbaneja. De este modo, cuando el paso por la hoces de Camasobres era intransitable[79], se constituía en ruta alternativa para acceder desde el Camino Real al valle de Polaciones, pasando por la localidad de San Juan de Redondo, el collado de la Grajera y los puertos de Piedraslenguas y de la Cruz de Cabezuela.

 

 

CONCLUSIÓN

Las vías de comunicación de los altos valles de los ríos Pisuerga y Carrión, dentro de la Montaña Palentina, estuvieron fuertemente determinadas por la orografía. Lo demuestra el hecho de que sus trazados se atuvieron mayormente a los valles fluviales de esos ríos y de sus fluentes y a los collados de las cordilleras.

Estas rutas desempeñaron en el inicio de la Reconquista un papel determinante en la repoblación de aquella comarca, favoreciendo la llegada de gente proveniente de la Cornisa Cantábrica y, con ello, la constitución de los núcleos de población actualmente existentes y otros ya desaparecidos. A medida que avanzaba la Edad Media y todavía más en la Edad Moderna, aquellas rutas desempeñaron un papel clave en el trasiego de personas y en el intercambio comercial entre los valles cántabros de Liébana y Polaciones con la meseta castellana.

La agreste orografía y la extrema climatología invernal hicieron de aquellos caminos unos itinerarios sumamente peligrosos, hasta el punto de ocasionar con cierta frecuencia víctimas mortales. De aquí que la sensibilidad humana y la caridad cristiana llevasen a la fundación a finales de la Edad Media de la Cofradía de la Letanía de los Doce Lugares de Pernía, así como de la Cofradía de San Sebastián de Resoba y de Santibáñez de Resoba.

Estas fraternidades se responsabilizaron del cuidado de los caminos a su paso por las respectivas localidades y sus términos, y erigieron y gestionaron ventas u hospitales junto a esos tramos viales. Ambas hermandades perduraron hasta que en la segunda mitad del siglo XVIII fueron abolidas por la autoridad eclesiástica, debido a su mala gestión administrativa, así como por el abandono de los fines caritativos a impulso del lucro comercial.

Los caminos antiguos aquí considerados carecieron, salvo en tramos concretos, de pavimentación alguna, siendo una serie de puentes medievales sobre los ríos Pisuerga y Carrión y sus respectivos afluentes las únicas construcciones dignas de consideración. Estas vías de comunicación fueron utilizadas por viandantes, comerciantes, militares y peregrinos que se dirigían a Santo Toribio de Liébana hasta la construcción de la red vial actual de carreteras del Estado en el año 1883.
 

 


 

[1] Cf. Madoz, P., Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Santander. Valladolid 1984, p. 168.

[2] «La comarca de Cervera pudo tener pobladores desde el siglo VIII, aunque también es probable que sólo fuese frecuentada desde la Liébana, de paso o pastando. Hay un indicio, aunque inseguro, en ciertos topónimos cuya fonética se relaciona estrechamente con la lebaniega, tales como Bañes, Lores, Camasobres, Estalaya, Ligüérzana, y Lebanza. Claramente anterior al siglo VIII esMuda<Mutabe, sin que esto sea testimonio de hallarse poblada en ese siglo. Carecemos de testimonio expreso sobre tales poblaciones en el siglo VII. En cambio las crónicas que narran las acciones de Alfonso I dan cuenta explícita de que con gentes replegadas de la cuenca del Duero repobló las regiones de Asturias, Primorias y Liébana, pero nada dice de que hiciese algo semejante en las tierras del alto Pisuerga, en las que el fuero de Brañosera alude a una ciudad muerta y a la vía usada por los de Cabuérniga. La serie de castillos que más tarde se documenta en la comarca parece responder a la necesidad defensiva frente al peligro musulmán. La hagiotoponimia de la comarca concuerda con la asturiana del siglo IX (San Cebrián, San Julián, Santibáñez, San Felices, San Salvador y Santa María). En todo caso es cierto que al iniciarse el siglo IX la comarca revivió con la repoblación» (González González, J., Historia de Palencia. I. Palencia 1984, p. 156; cf. García Guinea, M. Á., El románico en Santander. I. Santander 1979, p. 65.)

[3] Cf. Ruesga Herreros, L., Breve crónica de “La Hermandad de los doze lugares que se titulan el condado de Pernía”. Ad instar manuscripti, p. 22. Sin embargo, inicialmente estaba previsto otro trazado hasta el mar: «El día que se realice la construcción de la carretera, cuyo proyecto tiene realizado el gobierno desde 1843, y que ha de enlazar la provincia de Palencia hasta el puerto de San Vicente de la Barquera por los valles de Polaciones y Tudanca, adquirirá el puerto de Cervera grande importancia, porque, continuada la línea hasta la capital del Carrión, las producciones deben afluir a dicho punto como el más a propósito para el comercio de los partidos de Campos, con cuyas importantes mejoras ganaría también mucho toda la provincia» (Madoz, P., Diccionario geográfico-estadístico-histórico de Castilla y León. 4. Palencia. Valladolid 1984, pp. 81-82).

[4] De ser esto cierto, este tramo hubiese sido una variante de la vía romana Pisoraca-Iuliobriga-Costa Cantábrica, que «a partir de Cervera tiene en el curso alto del río Pisuerga su guía de tránsito. A lo largo del valle de Pernía busca bien en Sierras Albas, bien en Piedra Lenguas, los pasos de acceso a Liébana, que se verifican a lo largo del río Bullón, por Cabezón de Liébana, hasta Potes» y, desde esa localidad, continuar hasta el mar (cf. Iglesias Gil, J. M. - Muñiz Castro, J. A., Las comunicaciones en la Cantabria romana. Santander 1992, p. 140).

[5] «Dichas funciones comerciales cimentadas en la proyección comunicacional de la villa definen el casco urbano de la misma y su evolución monumental. Así, el casco urbano actual viene determinado por un eje caminero asoportalado (calle Mayor) con dos arterias secundarias que lo ensancha a mitad del recorrido. En principio (siglos XII y XIII) los soportales, como en el denominado Barrio de Arriba, estaban sostenidos por postes de madera a la manera leonesa, siendo su función primordial el dar abrigo a los comerciantes de los mercados, así como posibilitar la instalación de sus puestos. Más tarde, en el siglo XVI, la actividad comercial se hace fija, se abren las primeras tiendas y se regulariza la Plaza Mayor, viéndose la madera sustituida por columnas de piedra en apoyo de los soportales (algunos de ellos ostentan la fecha de 1667)» Cano de Gardoqui, J. L., Cervera del Pisuerga. Iglesia de Santa María del Castillo.Palencia 1994, p. 7.

[6] Esta localidad, junto con Cervera del Pisuerga y Resoba son citadas en el pacto fundacional del Monasterio lebaniego de San Pedro y San Pablo de Naroba, era el año 819. En ese texto aparecen nombradas como Erbeliare, Zerbaria y Rosauba, respectivamente.

[7] Lat.: 42° 52' 50" N; long.: 04° 30' 34" W. Según el Diccionario de la RAE, ‘Casar’ significaba antiguamente: «Solar, pueblo arruinado, o conjunto de restos de edificios antiguos». Refieren los lugareños que, cuando labraban en ese lugar, apreciaban en el subsuelo restos de muros de construcciones y fragmentos de tejas.

[8] Cf. Lózar Rodríguez, F. de, Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería. Su historia, sus pueblos y sus gentes. Palencia 2008, p. 119.

[9] A este priorato pertenecían también las parroquias de Ventanilla, Vañes y Camasobres. Cf. Revuelta González, M., «La bailía de Población de la Orden de San Juan de Jerusalén»: PITTM, 32 (1971) pp. 226 y 230.

[10] A finales del siglo XIII fueron muy frecuentes las aceifas árabes en Álava y Bardulia, «que ahora es llamada Castilla» (Crónica de Alfonso III, 39) y que, para los escritores de ese tiempo, es la región que se extiende por los márgenes del Ebro, entre los límites de Álava y el curso del Pisuerga (cf. Pérez de Urbel, J., «Los primeros siglos de la Reconquista (año 711-1038)» en Menéndez Pidal, R.,Historia de España. IV. España Cristiana: Comienzo de la Reconquista (711-1038), Madrid 1982, p. 35). Sin embargo, la única fuente documental que menciona expresamente la región objeto de nuestra consideración o sus proximidades son los Anales compostelanos; los cuales testimonian que los cristianos derrotaron en el año 806 una incursión árabe capitaneada por Abu Utman Ubayd Allah ibn Utman, valí de Zaragoza, en el Pisuerga, presumiblemente en su cuenca alta: «Era DCCC venit Albutaman in Alvaua, mense tertio, qui occisus fuit, era DCCCXLIIII, in Pisuerga quando venit in Bardulias» (Fernández Catón, J. M., El llamado tumbo Colorado y otros códices de la Iglesia compostelana: Ensayo de reconstrucción. León 1990, p. 252). En este dato hay una incongruencia, puesto que, según otras fuentes, dicho jeque árabe falleció en Huesca en el año 802. Por lo que cabe pensar que Abu Utman y su séquito formaron parte de un cuerpo de ejército mayor dirigido por Muawiya, hijo del emir Hisam, que se internó en el reino cristiano en el año 801, y que, mientras que el grupo de Abu Utman penetró por el Pisuerga y fue derrotado allí, el grueso de aquel ejército árabe tomó otros derroteros y fue vencido en las Conchas de Argazón. Abu Utman lograría huir de aquella funesta batalla del Pisuerga herido mortalmente, falleciendo unos meses más tarde en la urbe oscense (cf. Martínez Díez, G., El condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la leyenda. Valladolid 2004, pp. 116-117). Para conocer el sistema defensivo del Reino de Asturias en el alto Pisuerga, cf. Basterra Adán, M. V., «El origen del nombre de ‘La Pernía’»: PITTM, 78 (2007) pp. 449-451. Sin embargo, M. Á. García Guinea traduce el texto como ‘Hoces del Pisuerga’ (cf. o. c., p. 57), sugiriendo su identificación con las Tuerces de Aguilar de Campoo. M. Barrio y Mier menciona una presunta derrotado de Alfonso II el Casto en un lugar indeterminado, y afirma que, tras aquel infortunio, el monarca hubo de huir y refugiarse en Covarrés, un pago de la serranía del Valle de Redondo y Brañosera: «No lejos de Covarrés / do el Rey Casto se albergara, / cuando perseguido huía / de los intrusos monarcas» (González Lamadrid, A., art. cit., p. 166). La carencia de cualquier testimonio de época que respalde ese acontecimiento narrado por M. Barrio y Mier induce a pensar que el relato en cuestión carece de historicidad. Por ello, cabe sospechar que fuese creado por el autor para explicar el origen del término Cobas Regis(=Covarrés) de la Carta Puebla de Brañosera (cf. MUÑOZ ROMERO, T. Colección de fueros municipales y cartas pueblas de los reinos de Castilla, Corona de Aragón y Navarra. Madrid 1978, p. 15), o bien que dicho topónimo hubiese inspirado a M. Barrio y Mier ese relato novelado.

[11] Cf. Basterra Adán, M. V., «El origen del nombre de ‘La Pernía’»: PITTM, 78 (2007) pp. 449-451.

[12] Cf. Ibidem.

[13] Lat.: 42° 55' 00" N; long.: 04° 30' 45" W.

[14] Lat.: 42° 55' 20" N; long.: 04° 29' 39" W.

[15]  Lat.: 42° 56' 29" N; long.: 04° 29' 48" W (=Iglesia). La localidad de Carracedo aparece citada en varios documentos medievales: la Concesión de D. Alonso de los términos de la abadía de Lebanza, hecha en el año 1142, (cf. Pérez Mier, L., art. cit., p. 201), en el Libro Becerro de las Behetrías, de mediados del siglo XIV (cf. Martínez Díez, G., Becerro de las Behetrías. I. León 1981, p. 568) y en el Libro Becerro de las Presentaciones (cf. Fernández Flores, J. A., «El becerro de las presentaciones» en Fernández Catón, J. M. (coord.), León y su historia. V. León 1984, p. 475), que es copia fiel del desaparecido Libro Becerro Antiguo, escrito en el siglo XIII. M. Barrio y Mier afirmó respecto de su ubicación: «Hubo un pueblo en otro tiempo, / del que ya pocos se acuerdan. / Llamábase Carracedo, / y en situación placentera / entre oriente y sur miraba, / resguardándole una cuesta; / Ante cuya falda corre / con mansedumbre el Pisuerga, / río sagrado para aquellos / que hacia sus fuentes nacieran. / Y por encima atrevida / una montaña se eleva: / el Cueto de Polentinos / que al sol poniente contempla. / Cuando después de alumbrarnos / por el día, su carrera / prosigue y luz a torrentes / al otro hemisferio lleva. / Nunca fue un lugar muy grande, / ni lo permitía la tierra, / donde asentado se hallaba, / que era en términos estrecha» (González Lamadrid, A., art. cit., p. 173).

[16]  Cf. González Lamadrid, A., art. cit., pp. 173-82; en esa obra su autor data expresamente la despoblación de Carracedo en el siglo XV, pero no explica las causas de la misma: «Puesto que el siglo quince / hay escritos que revelan / que sobre este despoblado / había lites y peleas» (González Lamadrid, A., art. cit., p. 174). Luego cabe pensar que su abandono se debió a la Peste Negra, por coincidencia temporal con esta pandemia y por analogía con lo sucedido con otros despoblados de aquella comarca: Peñas Negras (cf.Basterra Adán, M. V., art. cit., p. 450), San Martín de Redondo (cf. Idem, «San Martín de Redondo. Existencia y ubicación»: PITTM,pp. 439-440) o Robecedo, cuyos últimos vecinos se desplazaron a la localidad de Celada, para constituir una nueva entidad denominada Celada de Roblecedo, que aglutinaba la diezmada población de ambas localidades (vide supra). En el año 1852 P. Madoz describe así el despoblado de Carracedo: «Monte y despoblados en la provincia de Palencia, partido judicial y término de Cervera de Río Pisuerga. Tiene unas 2 leguas de circunferencia y está poblado de robles y algunas hayas, produciendo también muchos y buenos pastos naturales, que suele arrendar la villa de cuya propiedad es a los particulares que lo solicitan» (o. c. (Palencia), p. 67).

[17]  Cf. nota nº 15.

[18] Cf. González Lamadrid, A., art. cit., p. 182.

[19] «En el pueblo de El Campo existe un paraje que aún sigue llamándose ‘La Calzada’» (Ruesga Herreros, L., Breve crónica…, p. 22).

[20] Lat.: 42° 59' 25" N; long.: 04° 30' 51" W (=Iglesia de San Julián). Esta localidad se menciona: a) en los testamentos de Doña Elvira, hija del conde Fafila Fernández y esposa de Munnio Gómez, tanto en la redacción inicial del año 1037, como en la modificación posterior del año 1069 (cf. Ruiz Asensio, J. M., Colección documental del Archivo de la Catedral de León (775-1230). IV. (1032-1109).León 1990, pp. 75-78); b) en el año 1181, en un privilegio por el que el rey Alfonso VIII confirma y amplía con nuevas donaciones el señorío temporal de los obispos de Palencia; cuyo original está en el Archivo de la Catedral de Palencia, armario 3º, legajo nº. 38 (cf.Pérez Mier, L., art. cit., p. 179); y c) en el año 1216, en un documento del Cartulario del Monasterio de Piasca por el que Domingo Martínez y su mujer, vecinos de Lores, donan a esa entidad eclesiástica todo lo que ellos poseen en su localidad y en Caminis (cf.Ruesga Herreros, L., Apuntes para la historia de Pernía. Ad instar manuscripti, p. 74). «Se sitúa en un pago entre El Campo y Lores, que en la actualidad se denomina San Julián de Entre Caminos» (Pérez Mier, L., art. cit., p. 179).

[21] Se sitúa en un pago entre El Campo y Lores, que en la actualidad se denomina San Julián de Entre Caminos» (Pérez Mi er, L., art. cit., p. 179). Algunas parroquias de los pueblos desaparecidos se conservaron con posterioridad a la despoblación del lugar como ermitas o santuarios, manteniendo la misma advocación que tuvieron cuando todavía eran parroquias. De modo que, con el tiempo, estos templos perduraron como los únicos vestigios erigidos y en uso de las localidades originarias, mientras que se perdía de la memoria colectiva de los lugareños la existencia de la antigua localidad y, lógicamente, también su nombre. Por lo que las advocaciones titulares de esos edificios sacros se constituyeron en único referente del lugar y, por ello, también en su topónimo. Así se comprende que los despoblados pasasen a ser conocidos, no por el nombre de la localidad desaparecida, sino por el título de su parroquia, que subsistió por tiempo trasformada en ermita. Este fenómeno aconteció también con la parroquia de Santa Marina, con cuyo nombre se conoce el despoblado de Robla de Arbejal, y con la parroquia de Santa Cruz, que da nombre al pago donde se hallaba la desaparecida población de Roblecedo (vide supra).

[22] Lat.: 43º 00’ 25” N; long.: 04º 29’ 38” W.

   
 

 

 

 

[23] Tiedo en cuenta que el Camino Real discurría originariamente por la margen derecha del río, donde encontraba Cervera, el antiguo Arbejal, Villanueva de Vañes, el antiguo Vañes, (Carracedo), San Salvador de Cantamuda, El Campo, Caminos, y Casavegas, cabe preguntarse si la ubicación primera de la localidad de Areños hubiese coincidido con Río las Casas y que, una vez erigidos los viaductos de San Salvador y de la venta Urbaneja, sus moradores se hubieran trasladado al actual emplazamiento de esa localidad. Esta suposición se justifica en que: a) la nueva localidad está en un lugar más al socaire y soleado que Río las Casas; b) desde la nueva ubicación sus vecinos se hallan más próximos a las localidades de Los Llazos y Tremaya y al valle de Redondo, y sin la dificultad de rodear por el puente de San Salvador para desplazarse a esos lugares en los tiempos de crecida del río; c) la ruta de descenso por la vertiente izquierda del valle resulta más expedita que la opuesta, puesto que evita tener que franquear el collado de Regüelle; y d) la nueva localidad se sitúa junto al trayecto del Camino Real surgido en la margen izquierda una vez construidos los referidos viaductos. La ubicación originaria de Areños en Río las Casas justificaría, además, una posible etimología del nombre de la localidad, puesto que el Río las Casas se halla junto a una vega de subsuelo arenoso. Si estuviésemos en lo cierto, habría que entender, por tanto, que Río las Casas, que estimamos que fue el núcleo urbano original de Areños, quedó relegado a un simple barrio de un hábitat humano que con posterioridad surgió y se desarrolló en otro lugar más favorable de su término.

[24] Cf. Miñano y Bedoya, S., Provincia de Palencia. Palencia 1979, p. 37. La destrucción del barrio de Río las Casas durante la misma contienda nos viene referida por la tradición oral.

[25]  Cf. VPirala Criado, A., Historia de la guerra civil y de los partidos liberal y carlistas. 4. Año 1837. Madrid, 1984, p. 520-530;Villanueva Lázaro, J. M., La Cantabria leonesa. La Liébana, Cervera de Pisuerga, Riaño. León 1990, pp. 266-277.

[26] «En la parte oriental del puerto de Piedras-lenguas se encuentran 2 parages de que salen 2 caminos, uno carretero que por el pueblo de Lamedo va á juntarse con el que sale de Polaciones por el sitio de Cabezuela, y el otro carretero que por Buyezo se une también al de Polaciones» (Madoz, P., o. c. (Santander), p 168).

[27] En el año 1829 se afirma que en Camasobres «hay un camino de carro y de bastante tránsito para el valle de Polaciones, pasando por Piedraslenguas, en cuyo intermedio hay una Hoz que se titula así, y es entre dos peñas muy altas, sin otra extensión que la del mismo camino y riachuelo, que cuando toma incremento rebosa sobre él» (Miñano y Bedoya, S., o. c., p. 47).

[28] Carecemos de datos sobre este viaducto, aunque fácilmente se podría intuir el lugar y la época de su construcción. Este viaducto, muy probablemente, fue edificado en el lugar que hoy ocupa el puente de la carretera CL-212, sito junto a la Peña Barrio. Las razones que aducimos para suponer esta ubicación son: a) Éste sería el mejor punto de conexión entre el núcleo urbano de Cervera y el arrabal de Santa Cecilia, situado al otro lado del río; b) en sus proximidades se halla un pago denominado La Barbacana, un término que, según el Diccionario de la Real Academia Española, puede designar también una obra avanzada y aislada que defiende cabezas de puente; y c) es un lugar favorable para la construcción de un viaducto, puesto que en ese sitio el cauce del Pisuerga se estrecha y sus riberas se hacen más altas y escarpadas. Así mismo, se puede suponer que la construcción del mencionado viaducto se realizó también tras la repoblación y la erección de localidades, que, como ya se ha indicado, aconteció en los primeros tiempos de la Reconquista. El dato que orienta en esta dirección es que en las proximidades del lugar que referimos existe una localidad denominada Vado. El nombre de esta población presupone la ausencia en sus cercanías de viaductos sobre el cauce fluvial en el momento de la creación del núcleo urbano. No tiene sentido el establecimiento de un vado de un río en las proximidades de un puente. Con otras palabras, la construcción del puente debe ser, por lógica, posterior a la constitución de la población de Vado y, por tanto, en cierto modo contemporánea a los otros viaductos mencionados en este estudio.

[29] El puente de San Salvador de Cantamuda fue realizado en el siglo XIII «para reemplazar otro más antiguo. Barrio y Mier, en el varias veces citado romance tradicional de La Venganza del conde nos dice: «al atravesar un puente, / que al pueblo guiaba». Y como los hechos relatados en el romance ocurrieron al comienzo del siglo XI, esta cita confirmaría la existencia de un puente anterior al actual. Cabe preguntarse ahora, en qué época se edificó el primitivo. […] Quedarían por tanto dos posibilidades: que el puente primitivo fuese construido en la época románica de la Edad Media o lo hubiese sido durante la dominación romana de la península. Pero es difícil imaginar que un puente construido en el medievo románico tuviera un periodo de vida tan corto que obligara a su reconstrucción total en el cercano siglo XIII […]. Como corolario de todo lo expuesto, nosotros opinamos que el primitivo puente sólo podía ser de construcción romana […]. Sin olvidar que en España una gran parte de los puentes medievales existentes son una reconstrucción parcial o total de puentes romanos» (Ruesga Herreros, L., Breve crónica..., pp. 81-82; cf. Idem, Apuntes..., p. 17). Sin entrar en discusiones sobre cuestiones técnicas, sino ateniéndonos exclusivamente a razones circunstanciales, cabe pensar que el puente anterior al que perdura en la actualidad habría de ser posterior a la repoblación de aquella zona y, por ende, el surgir en ella de la mayor parte de las localidades que existen actualmente.

[30] Lat.: 42º 55’ 20” N; long.: 04º 29’ 18” W (aprox.) (=Puente de Santa Lucía).

[31] Lat.: 42º 58’ 40” N; long.: 04º 29’ 29” W (=Puente de Santiago o de Urbaneja).

[32] El trazado por el Alto de las Matas es anterior a la inauguración del embalse de la Requejada en el año 1940; así lo atestiguan la tradición oral de los lugareños y el mapa realizado en 1932 por la Dirección General del Instituto Geográfico Catastral y de Estadística de la República Española. Aún hoy se aprecia sobre el Alto de las Matas que no existe coincidencia exacta entre la carretera actual y este camino más antiguo.

[33] En el documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales al hospital de Santa María Magdalena de Cervera del Pisuerga se afirma que su fundación se llevó a cabo por «un privilegio del rey Don Juan [I de Castilla] del 15 de septiembre de la Era de 1417 [=1379 d. C.], como lo prevenido en las ordenanzas de los 12 pueblos hecha en 18 de octubre de 1512 y aprobadas en 8 de mayo de 1545, y de la concordia celebrada en 1542 entre el cura beneficiado de San Bernabé de Aruz y Letanía de Pernía, aprobado por el Delegado Apostólico» (Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales al hospital de Santa María Magdalena de Cervera del Pisuerga. Archivo Parroquial de Cervera de Pisuerga (actualmente depositado en Archivo Diocesano de Palencia). Sección: Legajos: «Eclesiásticos de la hermandad de la Pernía y otros papeles (1554-1758)», número 6).

[34] Cf. Fernández Gutiérrez, D., Apuntes palentinos. Cervera de Pisuerga. Palencia 1983, p. 23; Ruesga Herreros, L., Apuntes…, pp. 61-62). P. Madoz afirma en el año 1861: «En los puertos de Cantalaguarda [o de Piedraslenguas], Sierras-albas y Arioz [(Sic), =Arauz], hubo hasta fines del siglo pasado casas o ventas para refugio de los pasageros, de los que sólo quedan señales de su existencia. Hubo en Pernía una institución con el nombre de Hermandad, que tenía por objeto cuidar de los pasos de estos tres puertos, de las casas que había en ellos, y de las que tenía establecidas por los caminos y puentes de Pernía» (o. c. (Santander), p. 168).

[35] Cf. Alcalde Crespo, G., La Montaña Palentina. IV. Fuentes Carrionas y la Peña. Palencia 1982, p. 29.

[36] Cf. Ibidem.

[37] Cf. Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de...; Fernández Gutiérrez, D., o. c., p. 23.

[38] Fernández Gutiérrez, D., o. c., p. 23.

[39] Cf. Ibidem. «Pero un obispo de León dicen la disolvió agregando sus rentas al hospital de Cervera, desde cuya fecha fue en decadencia el cuidado de los puertos y ventas, hasta llegar al completo abandono» (Madoz, P., o. c. (Santander), p. 168).

[40] Cf. Fernández Gutiérrez, D., o. c., p. 23.

[41] Lat.: 42° 55' 21" N; long.: 04° 29' 21" W. En el diccionario de P. Madoz se dice de esta ermita: «Santa Lucía: santuario en la provincia de Palencia, partido judicial de Cervera de Pisuerga y situada al norte de Bañes 150 pasos, de cuya jurisdicción depende» (o. c., (Palencia), p. 117).

[42] Cf. Marqués de la Ensenada, Respuestas Generales del año 1752 al Catastro del 'Término de la Letanía de Pernía. Respuesta a la pregunta nº 25.

[43] Lat.: 42° 56' 35" N, Long.: 04° 29' 17" W. Sospechamos que el casar que se aprecia sobre el terreno corresponde a dicha venta por varias razones: a) Se sitúa en un pago denominado Santa Ana, que está junto al escobio del valle alto del río Pisuerga. Se ha de tener en cuenta que, según el Diccionario de la Real Academia Española, ‘Escobio’ en Asturias, Cantabria y León es una «angostura, hoz, garganta o paso estrecho en una montaña o en un río»; b) Coincide con lo indicado en el mapa de Tomás López, que sitúa la venta del Escobio junto al Camino Real. Ahora bien, este cartógrafo la ubicaba, erróneamente, en la margen opuesta del río. Esta equivocación se demuestra por un documento del año 1604, por el que el concejo de San Salvador de Cantamuda autoriza el paso del ganado de la venta del Escobio por el puente de esa localidad para que pueda pastar en Carracedo (cf. Pérez Mier, L. - Pérez Francisco, L., «Ordenanzas antiguas de San Salvador de Cantamuda»: PITTM, 21 (1961), p. 170). Es notorio que el mapa de Tomás López es, a veces, impreciso o erróneo; c) Se sitúa junto a la encrucijada del Camino Real con el que unía Carracedo con Verdeña, siendo éste último el itinerario que siguió la anciana y última moradora de Carracedo hacia Verdeña: «Junto al prado del Esgovio / pasa a través del Pisuerga, / y en la ermita de Santa Ana / con fe y desconsuelo reza. / A costa de gran esfuerzo / va subiendo alta cuesta / y en extremo fatigada / a las Concejadas llega.» (González Lamadrid, A., art. cit., p. 175); d) Se ubica junto al Camino Real, al igual que ocurría con las ventas de Santa Lucía, San Bartolomé, Santiago y Nuestra Señora de las Nieves; y e) Se halla en un lugar resguardado de los vientos que azotan el valle, especialmente en su escobio, y en las proximidades de un manantial.

[44] Cf. Pérez Mier, L. - Pérez Francisco, L., art. cit., pp. 170-171; Prado Moura, Á. de, Gobierno y administración de la villa de Cervera desde el siglo XVI al XIX. Palencia 1987, pp. 63 y 110.

[45] Cf. nota nº 43, apartado c.

[46] Se debe señalar que L. Pérez Mier y L. Pérez Francisco identificaron la anteriormente referida venta del Esgovio con la de San Bartolomé, esto es, la actual venta Morena (cf. art. cit., pp. 170-171). A nuestro juicio esta identificación es errónea; nuestra opinión se sustenta en lo dicho anteriormente (cf. nota nº 43) y también en algunas incongruencias que se aprecian en el comentario de estos autores. Ellos afirmaron en su artículo que el concejo de San Salvador de Cantamuda elegía el ventero de San Bartolomé, el cual, a su vez, contribuía grandemente al erario público de esa localidad; mientras que también refirieron de la venta del Esgovio «ques de la villa de Cervera». Más aún, el concejo de San Salvador en 1604 permitió al ventero del Esgovio, «por le hacer buena vezindad», que su ganado accediese a través del puente de esa localidad a los pastos de Carracedo; si la venta de Santa Ana hubiese estado en el término de San Salvador, el ventero del Esgovio no habría realizado esa demanda.

[47] Cf. Pérez Mier, L. - Pérez Francisco, L., art. cit., pp. 141.170-171; cf. Marqués de la Ensenada, Respuestas Generales del año 1751 al Catastro de San Salvador de Cantamuda. Respuesta a la pregunta nº 29.

[48] González Lamadrid, A., art. cit., p. 175, en donde aparece la expresión ‘Venta de la Morena’.

[49] Lat.: 42° 58' 48" N; long.: 04° 29' 33" W. Los restos que aparecen sobre el terreno en ese lugar bien podrían corresponder a la Venta de Santiago porque, además del testimonio de la tradición oral: a) Hasta mediados del siglo XX se celebraba una romería y fiesta en ese lugar con ocasión de la festividad de Santiago; b) La referencia dada por Matías Barrio y Mier en su obra La venganza del conde; en ella, describiendo la comarca a modo de recorrido visual desde la cima de la peña de Tremaya, se dice: «Más al sur San Salvador, / y a su inmediación Lebanza; / El Campo al lado, y no lejos / de Santiago la explanada; / donde se alza el santuario / del viejo patrón de España / primero que hubo en Pernía, / después de reconquistada» (González Lamadrid, A., art. cit., pp. 163-164); c) Matías Barrio Mier presenta esta ermita como un santuario cuyo origen se remontaría al siglo IX. Sin embargo, a nuestro juicio es cuestionable su datación en ese tiempo y su carácter de «Santuario», puesto que no existen testimonios documentales de ello. Más aún, desde el punto de vista eclesiástico, «santuario» es toda iglesia destino de peregrinaciones. Los santuarios generalmente se sitúan en lugares donde algún santo realizó hechos portentosos o significativos, o bien guardan alguna reliquia suya o su cuerpo. Otras veces se construían en altozanos, en un esfuerzo de 'encuentro' con Dios (que, según la cosmovisión de aquella época, estaba 'arriba', en el 'cielo') o también con la intención de evocar y reconocer la soberanía divina sobre la tierra, o bien se edificaban en lugares de singular belleza. Sin embargo, no es susceptible de pensar que el así llamado «Santuario de Santiago» albergase ninguna reliquia de ese apóstol. Además, sorprende que se situase en una comarca hasta poco tiempo antes, por fronteriza con los musulmanes, hostil. Y, finalmente, sería también chocante que se edificase en una encrucijada de caminos. Para justificar la relación del puente con la Cofradía de la Letanía, cf. Marqués de la Ensenada, Respuestas Generales del año 1752 al Catastro del 'Termino de la Letanía de Pernía. Respuesta a la pregunta nº 25.

[50] Lat.: 42° 57' 58" N; long.: 04° 29' 44" W. «En esta villa solo ay una casa que sirve de hospital, y dejo para este fin Don Diego de Colmenares, canonigo que fue de ella, con su oratorio, una huerta hecha prado de yerba y un prado de lo mismo, que vale de renta a el año diez y ocho reales de vellón, cuia casa hospital solo sirve de recoger algun pobre y, si viene enfermo, se pide limosna por el pueblo para mantenerle por no tener otra que la expresada de diez y ocho reales ni a una persona que viva en el ospital por haver casas de sobra en esta poblacion» (Marqués de la Ensenada, Respuestas Generales del año 1752 al Catastro San Salvador de Cantamuda. Respuesta a la pregunta nº 30). Matías Barrio y Mier escribiría posteriormente: «También por aquel entonces [=siglo XVI] / fundó para más honrarla / el hospital que en la villa / de la Concepción llamaban, / el buen Diego Colmenares, / que en la colegiata estaba / de canónico, mas hoy / no queda de su obra nada.» (González Lamadrid, A., art. cit., p. 170).

[51] Cf. nota nº 50; Provanza del derecho de Patronazgo que el obispo [de Palencia] tiene en el condado y iglesias de Pernya del año 1563. Archivo de la Catedral de Palencia; armario II, legajo V, documento 241.

[52] Quizá la subsistencia y el crecimiento de Areños hubiesen sido consecuencia de un desplazamiento de su núcleo urbano principal, desde Río las Casas a su actual emplazamiento en la margen izquierda del río, o, dicho de otro modo, por haberse resituado junto a la nueva variante del Camino Real (cf. nota nº 23).

[53] Lat.: 43° 02' 26" N; long.: 04° 31' 37" W. «Sólo ay un hospital en el término de este lugar propio de la Letanía de Pernía, sito en lo alto de Sierras Albas, distante de este pueblo tres quartos de legua, en que asiste un pobre los tres meses de verano para recoger alguno si biene a él; cuia renta se reduze a dos carros y medio de yerva, y en los nueve meses restantes no asiste en él persona alguna mediante hallarse en lo más áspero y fragoso de la montaña» (Marqués de la Ensenada, Respuestas Generales del año 1752 al Catastro de Camasobres. Respuesta a la pregunta nº 30).

[54]Cf. notas nos 26 y 27.

[55] Lat.: 43° 03' 35" N; long.: 04° 27' 46" W.

[56] El mapa anteriormente mencionado de la Dirección General del Instituto Geográfico Catastral y de Estadística de la República Española del año 1932, anterior, por tanto, a la construcción del pantano de la Requejada, ubica el así llamado Cordel Cerverano en esa margen fluvial y atravesando el puerto de las Matas.

[57] Cf. nota nºs 20, 23 y 52.

[58] Cf. nota nº 33.

[59] Lat.: 42° 56' 43" N; long.: 04° 36' 14" W.

   
 

 


 

[60] Lat.: 42° 56' 52" N; long.: 04° 36' 20" W. «En los siglos medios había en las inmediaciones [del puente] un hospital de peregrinos —Hospital de Puente Tebro—, con su ermita bajo la advocación de San Sebastián, regido y administrado por una cofradía con bienes propios del pueblo de Resoba» (Cagigal, M., «Algo sobre vías romanas en Cantabria, con motivo del libro del doctor Adolf Schulten Los cántabros y astures y su guerra con Roma»: Archivo español de arqueología, XVII (1944), p. 378). Nosotros consideramos que no es correcto ubicar la Cofradía de San Sebastián en Resoba (cf.Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales.... y toda la documentación de esta hermandad escrita con posterioridad al año 1617, que se conserva en el Archivo de la Parroquia de Santibáñez de Resoba, ahora depositado en el Archivo de la Diócesis de Palencia). Esto no obsta para sospechar que esta cofradía se hubiese fundado en Resoba antes de la segregación de su barrio de Santibáñez; y que, al constituirse éste en entidad independiente, la hermandad se hubiese reubicado en esta nueva localidad por hallarse la venta en su término. Esta sospecha se funda en la discordancia de la denominación del titular de la fraternidad con el santo que aparece en el nombre de la entidad administrativa de Santibáñez (=Sanctus Ioannes, esto es, San Juan), y con el nombre del titular de su parroquia, que es San Cristóbal; y, a su vez,  en la coincidencia de la denominación de la cofradía y el nombre del patrono de la parroquia de Resoba, esto es, San Sebastián (cf. nota nº 63). Aunque, también es cierto, según consta en el Libro Becerro de las Presentaciones de la diócesis de León, en un primer momento el patrón de Resoba fue San Félix (cf. Fernández Flores, J. A., o. c., p. 485).

[61] Cf. nota nº 21.

[62] Lat.: 42° 58' 30" N; long.: 04° 36' 15" W (=Iglesia de Santa Marina). Esta población sólo se cita en el Libro becerro de las presentaciones de la diócesis de León (año 1468), copia literal del desaparecido Libro Becerro Antiguo (siglo XIII); (cf. Fernández Flores, J. A., o. c., pp. 551-601). Un comentario al estudio del Libro Becerro de las Presentaciones, anteriormente aludido, da pistas sobre su ubicación: «Robra de Eruellar. Sancta Marina. En Vidrieros nos indican que a unos 10 kms. al NE de este pueblo, en el lugar denominado Dehesa de Arbejal, existían indicios de construcciones» (Idem, p. 485). La toponimia de la zona precisa el lugar de su establecimiento; puesto que: a) como se ha dicho, el pago donde se hallan sus restos se denomina 'Dehesa de Arbejal', coincidiendo en nombre con la localidad; y b) la roca próxima se designa 'Santa Marina'; al igual que el título de su parroquia.

[63] Lat.: 42° 58' 30" N; long.: 04° 36' 19" W. Cf. Revuelta González, M., art. cit., pp. 226 y 230; nota nº 9.

[64] Son varias las razones que llevan a esta presunción de la existencia de este puente: a) La continuación hacia Liébana por el alto valle del Carrión y los collados de Riofrío obligan necesariamente a atravesar el arroyo Arauz; b) La calzada del valle de Arauz, que se describirá más adelante, inicia en la ribera derecha de ese cauce fluvial, por lo que se habría de franquear previamente ese arroyo para situarse en dicha margen; c) Si no hubiera existido ese viaducto (u otro sobre el río Carrión), el descenso por el valle del Carrión de los moradores de Robla de Arbejal se hubiese visto obstaculizado por los cauces del río Carrión y del arroyo del Arauz; d) Cualquier viandante que, desconocedor de las cumbres o de los collados rayanos con Liébana, llegase a la confluencia de ambos ríos, podría hallarlos en inesperada crecida y, con ello, verse obligado a correr el riesgo, a veces mortal, de vadearlos para salir del atolladero; e) La existencia desde siglos atrás en ese mismo valle de otros viaductos que evitaban vadear el río, como fue el caso del desaparecido puente Tebro y el más reciente puente de Riofrío, del que también se hablará más adelante; y f) Carece de sentido que se construyese el puente de Riofrío para, únicamente, evitar la incomodidad de circundar el arroyo de Riañuelo y, por ende, de rodear Coto Redondo, y, por el contrario, no se hubiese construido un viaducto en Santa Marina, que hubiese evitado la dificultad de vadear necesariamente el arroyo del Arauz. Debemos decir al respecto que cualquier construcción de este tipo en aquellos yermos, no sólo ha debido sufrir a causa de las inclemencias naturales propias de las altas montañas (temperaturas invernales extremas, escorrentías de agua por el deshielo,…), sino que, además, ha debido padecer las consecuencias de ubicarse en una vía estratégica para varias contiendas bélicas. De hecho, según refieren los habitantes de aquella comarca, los pinares que dieron nombre a esos lugares, esto es, los ‘Puertos de Pineda’, fueron calcinados intencionadamente durante la primera contienda Carlista, y el puente Tebro fue destruido durante la Guerra Civil. Bien es cierto que los lugareños construyeron a mediados del siglo XX un pontón sobre el arroyo Arauz, para el paso a pie de personas. Lo erigieron junto al extremo oriental de la peña de Santa Marina (Lat.: 42° 58' 33" N; long.: 04° 36' 12" W). Esta pasarela perduró únicamente unas decenas de años. En la actualidad se aprecian vestigios de los machones en ambas riveras del arroyo.

[65] Lat.: 43° 0' 6" N; long.: 04° 39' 53" W. Este viaducto construido en piedra y con arco rebajado pudo haberse construido en los siglos XVIII o XIX.

[66] «Habiendo también cita y memoria de otro hospital y otra ermita [además del hospital y venta de San Sebastián] de la misma cofradía y situado en la misma ruta, aunque se ignora el sitio preciso de su emplazamiento, en los que figuraba como patrón San Juan» (Cagigal, M., art. cit., p. 378). Esta venta u hospital no se menciona en el Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales al hospital de Santa María Magdalena de Cervera del Pisuerga, fechado en el año 1778. El razonamiento que se aduce para justificar esta posibilidad es que, si este albergue hubiese sido erigido en el collado de Riofrío: a) hubiera estado en una encrucijada los caminos; concretamente, en la bifurcación de la Ruta del Carrión que posibilita adentrarse en Liébana por el valle homónimo o por el valle de Cereceda; y b) se hubieran jalonado con ventas u hospitales los principales collados de acceso a Liébana a través de los valles de los ríos Pisuerga y Carrión. Otro supuesto posible, aunque mucho más impreciso, de la ubicación de esta venta u hospital de San Juan es la localidad de Santibáñez de Resoba o, llegado el caso, en algún otro lugar de su término, quizá junto al collado del Alto de la Varga. Este planteamiento se basa en la coincidencia del nombre de esa venta u hospital con el nombre de la localidad, esto es, Santibáñez (=San Juan). Si esto último hubiese sido así, se habría logrado también vincular el nombre de la localidad con el santo en cuestión, una vez descartada toda relación con el santo titular de su parroquia, que siempre ha sido San Cristóbal. Más aún y reiterando que, si esto último hubiese sido así, esto es, que el nombre de la localidad hubiese estado relacionado de algún modo con el nombre de la venta y hospital de San Juan, entonces se podría evidenciar una doble coincidencia: la designación del titular de la parroquia de Resoba con el nombre de la cofradía misma y el de una de sus ventas u hospitales, esto es, san Sebastián; así como la denominación de la localidad segregada, Santibáñez de Resoba, y el nombre de la otra venta u hospital de esa misma cofradía, esto es, San Juan (cf. nota nº 60). Reiteramos que estos planteamientos, aunque razonados, son mera conjetura, puesto que se carece de pruebas ciertas.

[67] Don Javier Cabezas, según reseña publicada en 23 de julio de 1929 en el periódico El sol, decía, hablando de la escalada que realizó «a los picos de Curavacas», que dio un gran rodeo «siguiendo la antigua calzada romana, de la que se conservan grandes trozos enlosados y un precioso puente en malísimo estado» (Cagigal, M., art. cit., pp. 374-375). En este artículo consta un croquis de Obras Públicas, anterior a la construcción del pantano, en el que describe la ubicación de esta calzada. Desconocemos los criterios y autoridad del referido Javier Cabezas para datar en la época romana el actualmente destruido puente Tebro y dicha calzada. De entrada, sería difícil negar el uso de esta ruta en aquella época de la historia, tanto más porque el valle del Arauz era vía natural de comunicación entre la antigua Tamarica y Liébana (cf. Ibidem, pp. 379-380; Martino, E., Roma contra cántabros y astures. Nuevas lecturas de las fuentes. Santander 1982, p. 89; Pérez Mier, L., art. cit., pp. 163-164). La coincidencia de esta ruta con una vía pecuaria puede ser un dato añadido que podría corroborar su uso en los tiempos romanos (cf. Alcalde Crespo, G., o. c., p. 233). Nosotros consideramos que esta ruta fue utilizada para el tránsito entre la cuenca del río Carrión y el valle de Liébana desde tiempo inmemorial hasta la construcción de las actuales carreteras, acaecida en el año 1883. Por ello, es muy previsible que se hubiesen realizado obras de conservación y mejora de los caminos en cualquier momento de la historia y, por ende, también durante el dominio de Roma. Sin embargo, nosotros dudamos de que esta calzada, esto es, la pavimentación que se aprecia en el valle del Arauz, hubiese sido construida en esa época histórica. Nuestra duda se funda en que la calzada objeto de nuestra consideración no sigue las reglas propias de las construcciones viarias romanas, ya que: a) su trazado es discontinuo, circunscribiéndose sólo a los lugares donde el firme fangoso o roqueño, o la contigüidad del río dificultaban el tránsito de carruajes; y b) su forma de construcción no sigue un único patrón, coincidente, además, con el de las calzadas romanas, sino que la pavimentación hallada varía en cada uno de sus tramos, pudiéndose apreciar trechos enlosados o empedrados o esculpidos sobre la roca. A esto hay que añadir que esta pavimentación viaria se atiene exclusivamente al término de Lores o, dicho de otro modo, se circunscribe al tramo de la ruta que discurría por una de las doce localidades de La Pernía, y, además, se halla en el puerto de Las Cárdenas, propiedad y principal fuente de financiación de la Cofradía de la Letanía (cf. Marqués de la Ensenada, Respuestas Generales del año 1752 al Catastro del 'Termino de la Letanía de Pernía'). De aquí que, a nuestro juicio, es presumible que los tramos pavimentados que se aprecian en el valle del Arauz hayan sido obra de la Cofradía de la Letanía de La Pernía. Este juicio se refuerza por el hecho de que uno de los cometidos fundacionales de esta hermandad fue, justamente, la conservación de caminos. En el caso de que la calzada del Arauz hubiese sido obra de la Cofradía de la Letanía, habría que datar su construcción, por lógica, en el tiempo de existencia de esa hermandad, esto es, a finales de la Edad Media o durante la Edad Moderna.

[68] L. Pérez Mier data el origen de esta vía de comunicación en la dominación romana, y afirma de ella que hubo de ser la ruta que unía la antigua Tamárica y Liébana: «Atraviesa la cordillera Cantábrica por el paso de existente entre Fuentes Carrionas y Sierras Albas en el sitio donde siglos más adelante hubo un hospital o venta [por apoyarse en el mapa de Tomás López, se está aludiendo aquí a la venta y hospital de Ntra. Sra. de las Nieves de Sierras Albas], penetra en la actual provincia de Santander por Caloca y Vendejo y desciende luego hasta el fondo del valle de Liébana por la vereda sobre la que más tarde se había de levantar el célebre monasterio dúplice de Piasca» (art. cit., pp. 163-164). Ahora bien, para llegar desde el pago de Santa Marina a Caloca y Vendejo, no tiene por qué llegar a Sierras Albas y la venta de Nuestra Señora de las Nieves, sino atravesar el collado de Secarro pasando junto a la venta de San Bernabé. La única justificación del recorrido propuesto por L. Pérez Mier y descrito en la mapa de Tomás López es que, una vez alcanzada la cumbre de la cordillera junto a la venta de San Bernabé, no se descienda a la otra vertiente, sino que se prosiga por la cima de la cordillera hasta el collado de Sierras Albas y la Venta de Nuestra Señora de las Nieves y, sólo desde allí, bajar al valle de Liébana. Esta alternativa, cuanto menos en la actualidad, es viable; puesto que hoy día existe un camino que discurre por la cumbre de la cordillera entre el collado de Secarro y el de Sierras Albas. Aún con todo, esta explicación nos parece demasiado forzada.

[69] Lat.: 43° 01' 45" N; long.: 04° 36' 27" W (=Venta u Hospital); Lat.: 43° 01' 46" N; long.: 04° 36' 28" W (=Capilla). «El camino seguía escalando la pendiente, cada vez más pronunciada, hasta llegar a la cima en el extremo del puerto de las Cárdenas, donde, por el collado de puerto de Arauz, se salva la divisoria entre Castilla y las Asturias de Liébana, no lejos del puerto de Sierras Albas. En esa cúspide hallamos las ya apenas perceptibles ruinas de otro hospital de peregrinos y una ermita dedicada a San Bernabé, que perteneció, como el terreno en que estaba edificada, que era el extremo del puerto de las Cárdenas, a la cofradía de la Letanía de Pernía, que, por las condiciones especiales de la época, se convirtió desde la Edad Media en una institución que, además, de su carácter benéfico-religioso, actuaba como organismo político-administrativo de los valles de Pernía» (Cagigal, M., art. cit., p. 378).

[70] Cf. Martínez Díez, G., o. c., pp. 575-576; Provanza del derecho de Patronazgo..., ms. cit.

[71] Cf. Muñoz Romero, T., o. c., p. 15

[72] Iglesias Gil, J. M. - Muñiz Castro, J. A., o. c., pp. 137-141.

[73] Cf. Cisneros Cunchillos, M., Díez Castillo, A., López Noriega, P., «Aportaciones arqueológicas sobre la cuenca del Rubagón (Palencia)» en Actas del III Congreso de Historia de Palencia. I. Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua. Palencia 1995, pp. 404-405; en la p. 413 de este artículo aparece una imagen de este pavimento.

[74]  Cf. nota nº 15

[75] Lat.: 42° 56' 00" N Long.: 04° 23' 56" W (=zona donde se hallaba la iglesia y el cementerio). Para saber el nombre de la parroquia de Roblecedo, cf. San Marín Payo, J., «La más antigua Estadística de la Diócesis Palentina (a. 1345)»: PITTM, 7 (1951) p. 41. Esta localización coincide con el dato aportado por M. Barrio y Mier; el cual, refiriéndose al Valle de Castilleria, afirmaba: «Varios pueblos encerraba / con San Felices en medio, / y allá en el norte Celada. / De otra parte Roblecedo, / que sin gente se quedara, / y cerca de él Herreruela, / y más lejos Estalaya» (González Lamadrid, A., art. cit., p. 164). Existe otro testimonio documental de que «en su jurisdicción [de Herreruela] se halla el despoblado de Roblecedo antiguamente cabeza de partido» (Madoz, P., o. c. (Palencia), p 111). Para conocer el proceso de variación de la toponimia de lugar, cf. nota nº 18.

[76] Para precisar el ámbito territorial histórico de cada una de esas diócesis, basta cotejar las localidades pertenecientes a la diócesis palentina (cf. San Martín Payo, J., art. cit., pp. 41-43) y a la diócesis leonesa (cf. Fernández Flores, J. A., o. c., pp. 473-487).

[77] Según L. Pérez Mier aquí confluía la ruta entre las ciudades romanas de Tamarica y Iulobriga, de gran valor estratégico para la dominación de aquella zona abrupta (cf. art. cit., p. 164). Se ha de notar al respecto que la etimología de la localidad de Perapertú, que toma nombre de la gran peña contigua [Petra (=roca) + Portus (=del puerto)], evidencia que ésta era una vía de comunicación en una época antigua, cuando aún el latín era lengua de uso.

[78] Cf. nota nº 43, apartado c.

[79] Cf. nota nº 27.


 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Alcalde Crespo, G., La Montaña Palentina. Tomo IV. Fuentes Carrionas. Palencia 1982.

Amasuno Sárraga, M. V., La peste en la corona de Castilla durante la segunda mitad del siglo XIV. Valladolid 1996.

Basterra Adán, M. V., «San Martín de Redondo. Existencia y ubicación»: PITTM, 73 (2002).

——, «El origen del nombre de ‘La Pernía’»: PITTM, 78 (2007).

Cabrillana Ciézar, N., «La crisis del siglo XIV en Castilla: la Peste Negra en el obispado de Palencia»: Hispania, 109 (1968).

Cagigal, M., «Algo sobre vías romanas en Cantabria, con motivo del libro del doctor Adolf Schulten Los cántabros y astures y su guerra con Roma»: Archivo español de arqueología, XVII (1944).

Cano de Gardoqui, J. L., Cervera del Pisuerga. Iglesia de Santa María del Castillo. Palencia 1994.

Cisneros Cunchillos, M., Díez Castillo, A., López Noriega, P., «Aportaciones arqueológicas sobre la cuenca del Rubagón (Palencia)» en Actas del III Congreso de Historia de Palencia. I. Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua. Palencia 1995.

Dirección General del Instituto Geográfico Catastral y de Estadística de la República Española, Mapa (1:50.000).1932.

Documento de disolución de la Cofradía y de cesión de sus ventas u hospitales al Hospital de Santa María Magdalena de Cervera del Pisuerga. Archivo Parroquial de Cervera de Pisuerga (depositado en Archivo Diocesano de Palencia). Sección: Legajos: «Eclesiásticos de la hermandad de la Pernía y otros papeles (1554-1758)», número 6.

Fernández Flores, J. A., «El becerro de las presentaciones» en Fernández Catón, J. M. (coord.), León y su historia. V. León1984.

Fernández Catón, J. M., El llamado tumbo Colorado y otros códices de la Iglesia compostelana: Ensayo de reconstrucción.León, 1990.

Fernández Gutiérrez, D., Apuntes palentino. Cervera de Pisuerga. Palencia 1983.

García Guinea, M. Á., El románico en Santander. I. Santander 1979.

González González, J., Historia de Palencia. I. Palencia 1984.

González Lamadrid, A., «Tradiciones etiológicas palentinas a la luz de la Biblia»: PITTM, 32 (1971).

Iglesias Gil, J. M. - Muñiz Castro, J. A., Las comunicaciones en la Cantabria romana. Santander 1992.

Lózar Rodríguez, F. de, Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería. Su historia, sus pueblos y sus gentes. Palencia 2008.

Madoz, P., Diccionario geográfico-estadístico-histórico de Castilla y León. 4. Palencia. Valladolid 1984.

——, Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Santander. Valladolid 1984.

Martínez Díez, G., Becerro de las Behetrías. I. León 1981.

——, El condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la leyenda. Valladolid 2004.

Martino, E., Roma contra cántabros y astures. Nuevas lecturas de las fuentes. Santander 1982.

Miñano y Bedoya, S., Provincia de Palencia. Palencia, 1979.

Montenegro Valentín, J., Santa María de Piasca. Estudio de un territorio a través de un centro monástico (875-1252).Valladolid 1993.

Muñoz Romero, T., Colección de fueros municipales y cartas pueblas de los reinos de Castilla, Corona de Aragón y Navarra. Madrid 1978.

Pérez de Urbel, J., «Los primeros siglos de la Reconquista (año 711-1038)» en Menéndez Pidal, R., Historia de España. IV.España Cristiana: Comienzo de la Reconquista (711-1038), Madrid 1982.

Pérez Mier, L., «El condado de Pernía. Beneficios que en la Edad Media reportó el señorío temporal de los obispos».Semana «Pro Ecclesia et Patria». Conferencias pronunciadas en los días 3 al 6 de septiembre de 1934 en el salón de actos del Seminario Conciliar de Palencia. Palencia 1934.

Pérez Mier, L. - Pérez Francisco, L., «Ordenanzas antiguas de San Salvador de Cantamuda»: PITTM, 21 (1961).

Prado Moura, Á. de, Gobierno y administración de la villa de Cervera desde el siglo XVI al XIX. Palencia 1987.

Provanza del derecho de Patronazgo que el obispo [de Palencia] tiene al condado y iglesias de Pernya del año 1563 (Archivo de la Catedral de Palencia, armario II, legajo V, documento 241).

Revuelta González, M., «La bailía de Población de la Orden de San Juan de Jerusalén»: PITTM, 32 (1971).

Ruesga Herreros, L., Apuntes para la historia de La Pernía. Ad instar manuscripti.

——, Breve crónica de “La Hermandad de los doze lugares que se titulan el condado de Pernía”. Ad instar manuscripti.

Ruiz Asensio, J. M., Colección documental del Archivo de la Catedral de León (775-1230). IV. (1032-1109). León 1990.

San martín Payo, J., «La más antigua estadística de la diócesis de Palencia (a. 1345)»: PITTM, 7 (1971).

Vaca Lorenzo, Á., «Recesión económica y crisis social de Castilla en el siglo XIV», en AA.VV. La crisis en la historia. Salamanca 1995.

——, «La Peste Negra en Castilla. Aportación al estudio de algunas de sus consecuencias económicas y sociales»: Studia Historica. Historia Medieval, 8 (1990).

Villanueva Lázaro, J. M., La Cantabria leonesa. La Liébana, Cervera de Pisuerga, Riaño. León 1990.

 

Make a free website with Yola